América
Reviven las cenizas de un juego extraviado
Estaduais 2016. Sao Paulo. Paulistao. Gremio Osasco (GO) Audax Sao Paulo llegó a la final y no campeonó por detalles. No obstante, escaso fue lo que perdió (quizás el nombre en la copa) y pantagruélico lo que ganó. La pelota fue agraciada y el Audax demostró que se puede y entrega una gran herencia. Un club de un grupo de inversores que cogieron el mando de un equipo llamado GO, invirtiendo una cantidad razonable en una idea de fútbol, con Vampeta ocupando labores presidenciales y un entrenador distinto, Fernando Diniz (sí buscan en Google la palabra Diniz, solo te aparecerán fotos del atleta francés Yohann) que fue un jugador que no destacó más bien fue normal y corriente y que según él, ser jugador le sirvió para aprender como ser entrenador.
Audax hizo hincar la rodilla, entre otros históricos, al Palmeiras por 2-1 en una fase de grupos donde acabó líder de su zona. El inolvidable 4-1 al Sao Paulo en cuartos de final y para cerrar el círculo, eliminó ante 50.000 personas al Corinthians por penales en semifinales. Finalmente cayó en la vuelta por la mínima ante Santos pese a jugar mejor en grandes segmentos de la contienda. El 1-1 en la ida como local fue demasiada ventaja ya que con el 1-0 en el marcador pudo haber incrementando el guarismo en más de una ocasión antes del empate final.
La manera de jugar es brillante y moderna, donde los centrales y el portero salen jugando siempre con el cuero a ras del suelo. El balón largo pareciera estar prohibido y los jugadores viven en constante movimiento para buscar espacios, desmarcarse y así recibir la pelota. Un equipo muy pequeño con una valentía enorme que colocó la frutilla a un postre que lleva años cocinándose.
Aitor Lagunas, un reconocido periodista español y coordinador de la excelsa revista Panenka, contó una anécdota en la que hace dos temporadas en el Morumbí, este humilde equipo acudió a la cita y a la media hora ya caía 4-0 por diversos fallos en la iniciación del portero Felipe Alves. El estadio comenzó a cantar en tono jocoso: «Toca pra o goleiro, toca pra o goleiro» para poder visualizar más goles de su equipo y una goleada histórica. Años después ese mismo colectivo cambió las risas y las mofas por admiración y con una idea (más) perfeccionada y trabajada, endosaron un contundente e inolvidable 4-1. Un equipo repleto de jugadores rebotados por otros clubes de distintas divisiones (caso similar al Leicester City), que no son los más apropiados para este estilo y que Diniz con un gran trabajo psicológico -entre otras virtudes y factores-, logró implantar en sus cabezas que debían y necesitaban jugar así por el bien de la disciplina balompédica (permanecieron juntos tres semanas en una finca para que entendieran las formas).
Han conseguido una plaza para jugar en la Cuarta División del fútbol brasileño (Serie D), pero de no haber realizado semejante gesta, tendrían que disputar en el segundo semestre del año una Copa Federación de aquella región. También se ha publicado en Brasil que algunos equipos (Oeste Futebol Club suena de forma persistente) de Serie B estarían dispuestos a llegar un acuerdo con los inversores del Audax para trasladar a Diniz con su cuerpo técnico y la mayoría de la plantilla a sus filas. No sabemos el futuro de estos héroes pero sería un premio más que merecido poder disputar el torneo de Plata del último organizador de un Mundial.
Los más destacados en la competición fueron: Camacho, un pivote que fue figura en varios encuentros (suena para Corinthians) junto a Tche Tche que puede jugar como lateral izquierdo o por la zona de los mediapuntas, un lateral-extremo brasileño de siempre. Una de las mayores incógnitas es saber como encajarían estos jugadores en otro equipo con una proposición diferente.
Diniz de ideas convincentes y fiel a su sistema, es comparado con Marcelo Bielsa, por esto último, y a Pep Guardiola, por el amor a la tenencia del balón. Comentó en una entrevista a ESPN que los equipos con los que más ha disfrutado fueron: el Flamengo del inicio de los años 80 de Zico, el Sao Paulo del 85-86 campeón brasileño, el Sao Paulo de Tele Santana, el Palmeiras del 96 que marcó 102 goles en 25 partidos y el Barcelona de Guardiola, a quien le destacó como su mejor partido el 4-0 al Santos en la final del Mundial de Clubes de Japón en 2011. Si bien posee estas influencias, es un técnico mucho más espontaneo, con una apuesta radical, llamativa pero muy generosa de cara al balompié que se consume hoy día en un país que nunca olvidará los mundiales de 1970 o 1982, Éste pequeño Audax removió las cenizas de un fuego que lleva décadas apagado en un país enamorado del fútbol que se encuentra en horas muy bajas.
La opinión pública en Brasil pregona que esta idea en un equipo grande, con mucha afición, no lograría soportar la presión de perder partidos o encajar goles debido a esta supuesta forma exagerada de entender este deporte. Lo que olvidan es que cuanto más grande el equipo, más técnica, calidad e inteligencia tendrán los jugadores y este juego se perfeccionaría. Se espera por el valiente que realice la apuesta y que le haga un favor al decadente fútbol brasileño…
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- AUTOR
- Nicolás Quiroga
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